Ana María Suárez Delgado
Veterinaria
Colegiada LE-2475
Mi nombre es Ana María aunque desde siempre he preferido que me llamen Ana. Nací en León,
aunque pocas personas lo sepan, y debo mi peculiar acento a que me crié en Tenerife desde muy
pequeña y por eso cuando me preguntan digo que soy canaria.
Siempre me han encantado los animales y en mi casa nunca han faltado las mascotas. Gatos, perros,
pájaros, roedores, incluso lagartos eran bienvenidos en casa. A veces con permiso de mis padres,
otras veces teníamos mascotas sin que ellos supieran nada.
Desde muy pequeña tuve claro que quería ser veterinaria, cuando íbamos al veterinario con alguna
de nuestras mascotas yo siempre quería estar presente y ver como trabajaban. Cuidaba de mis
animales con mucho cariño y jugaba a que yo era su veterinaria y venían enfermos a mi clínica y yo
tenía que curarlos.
Cuando iba a terminar los estudios en le instituto fue el momento crucial para decidir donde quería
estudiar veterinaria. En Tenerife no hay facultad así que tenia que irme a vivir fuera de casa. La
opción más sencilla hubiera sido quedarme en las islas pero preferí venirme a León, y aunque la
diferencia de clima y costumbres es enorme entre Tenerife y León acabe encantada con la ciudad y
sus gentes.
En mi segundo año de carrera conocí otra de mis grandes pasiones y es una de las causas de que no
quiera volver a mi adorada tierra, conocí el Rugby. Aún sigo en activo a día de hoy y no es extraño
que se me vea algún hematoma o rozadura cuando vengo a trabajar.
Los últimos años de carrera se dividieron en estudiar, prácticas en clínica, deporte y trabajo. Intenté hacer el mayor numero de prácticas en clínicas de pequeños animales siempre que tenía alguna semana libre en la universidad, en vacaciones de verano o Navidad. Al terminar la carrera tuve 2 lesiones deportivas que hicieron que no empezara a trabajar hasta un tiempo después que me ofrecieron una beca de formación en una clínica en Medina del Campo, así que no me lo pensé y me fui, mi prioridad era empezar a trabajar cuanto antes. Allí pase casi 3 años, al principio con la beca y después con un contrato de trabajo. La clínica contaba con 2 veterinarios, uno especializado en grandes animales y que normalmente trabajaba solo, por lo tanto no tuve apenas experiencia en ese ámbito, y por otro lado una veterinaria de pequeños animales que fue quien me enseño a «ser veterinaria».
Los pacientes, en su mayoría, eran perros de caza y galgos de competición, aunque también atendíamos otros animales de compañía: gatos, perros que no se dedicaban a la caza y algún que otro conejo. Aprendí muchísimo, aunque era una clínica pequeña había gran afluencia de clientes y los casos eran muy variados.
Ademas de atender pacientes en consulta, también tuve algo de experiencia en cirugía de pequeños
animales.
Tuve la oportunidad de unirme a Centro León hace 3 años, la decisión fue difícil porque otra vez tenía que mudarme a otra ciudad pero estaba deseando volver. Mirando atrás he podido comprobar todo lo que he crecido como veterinaria desde que estoy aquí, y pienso que todavía podría aprender más así que mi propósito en el futuro más próximo es continuar estudiando y seguir formándome.
En mi casa tengo poco tiempo para aburrirme puesto que tengo una familia muy diversa: Plátano y Pistacho encabezan la sección perruna, Plátano es un chihuahua adorable y Pistacho es un galgo precioso que deja enamorado a todo el que le mira.
Kaos y Pantera son los felinos de la casa, ambos recogidos de muy pequeños, no son hermanos de camada pero se adoran.
Por el aire tenemos a Zazu, un agaporni que se quedó viudo al poco tiempo de llegar a casa, y a Federica, una lora de la Patagonia con un poco de mal carácter pero que da muchísima vida a la casa.
Quitando el mundo animal, mis gustos y aficiones son bastante normales, aunque la mayor parte del tiempo libre lo dedico al deporte, entre viajes, entrenamientos y partidos me queda poco tiempo libre pero siempre que puedo o aprovecho para viajar y pasar el tiempo con mi familia y amigos.