Comencé entonces un internado rotatorio en el Hospital Veterinario de la Universidad de León. Durante dos años que se pasaron volando aprendí de los diferentes campos de la medicina y cirugía de pequeños animales. Crecí como persona y como veterinaria y me rodeé de los que ahora son, además de compañeros de guardias, mucho esfuerzo, penas y alegrías, grandes amigos. Más o menos a mitad de mi internado llegó el aterrador Covid-19 y con él, tengo que decir que a mí me llegó también un regalo, ya que el mismo día que comenzaba la cuarentena conocí al que ahora es la parte que completa mi familia animaloide, Norte. Norte llegó al hospital malherido, con lesiones graves que requerían cirugía y mucho tiempo de hospitalización. Tanto fue el tiempo que pasamos juntos que nos hicimos inseparables y tras unos meses de recuperación, la adopción fue posible y ya no nos hemos separado más. Ahora es mi auxiliar veterinario perruno favorito y me acompaña a trabajar cada día.

Actualmente trabajo aquí, en la Clínica Veterinaria Centro León, donde sigo formándome día a día tanto en la práctica clínica como con un Máster a distancia de clínica de pequeños animales en la universidad Autónoma de Barcelona y varios cursos de diagnóstico por imagen y cirugía general, dos campos en los que me gustaría seguir profundizando de mi profesión. Aunque os he contado mi historia, no os he dicho aún como soy y eso puede ser porque soy un poco tímida al principio. Soy una apasionada de la lectura desde pequeña, sobre todo de temática histórica, misterio y fantasía. También me gusta mucho dibujar y cocinar. Toco la guitarra y canto, aunque no suelo hacerlo en público porque me da vergüenza. Mi familia, pero sobre todo mi abuelo Dionisio hizo que la naturaleza, la montaña y los animales silvestres sean una parte esencial de mi vida, por eso siempre que puedo vuelvo a mí tierra para disfrutar de ello.

Siempre digo que gracias al privilegio de venir de donde vengo, ahora soy quien soy y también veterinaria, como siempre quise.